los gorriones
Y la belleza de la naturaleza que te rodea cada día y que no te detienes a observar.
¿Cuántas veces a la semana te paras a mirar los gorriones de tu barrio? Cuando no vas con la cabeza en todo lo que tienes que hacer, te distraes mirando al móvil o hablando con alguien. No nos paramos, estamos inmersos en una carrera contra nosotros mismos, y si no lo hacemos sentimos que hemos fallado. Porque vivimos en la sociedad de «o produces o no existes», «haz y no te detengas», «crea o aparta».
Tan solo se sientan en el parque los mayores, que observan el mundo con otros ojos, ajenos en su mayoría al abismo digital, con todo lo bueno y todo lo malo que ello conlleva.
¿Y si la próxima vez que salgas a caminar te regalas el placer de contemplar a los pájaros y los escuchas cantar?

La historia de Rita me es muy familiar y por eso leerla ha sido todo un placer. En mi casa también vive una gorriona, que vuela por donde quiere, picotea en nuestros platos a la hora de comer y se acurruca sobre nosotros para echarse la siesta, se llama Yumi y es una más de la familia.
Conocimos a Yumi en mayo de 2016. Mi marido trabajaba como maestro de Educación Primaria en un pueblo de la Ribera navarra y allí una alumna le dijo que había una cría de gorrión en el suelo del patio bajo un árbol. En otras ocasiones habíamos sacado adelante a otras crías de aves y decidió traerla a casa, aunque nunca habíamos cuidado de un pajarito tan pequeño, ¡acababa de salir del huevo!. Tan pequeña era que su piel era completamente traslúcida y no podía abrir los ojos. Ya en casa le creamos un pequeño nido en una caja de zapatos con una mantita y una pequeña bolsa de agua caliente, para darle calor. Le abríamos el pico y la alimentábamos muchas veces al día, de hecho, recuerdo perfectamente cómo le daba de comer justo antes de irme a trabajar y cómo corría a toda velocidad para llegar de nuevo a casa, asegurarme de que estaba calentita y volver a darle de comer. Sacarla adelante fue una aventura, pero la verdadera aventura comenzó cuando le salieron las plumas y aprendió a volar. Yumi nunca quiso marcharse de casa y eso que nunca hicimos nada para impedírselo, de hecho, podemos tener todas las ventanas de casa abiertas que ella no hace por marcharse. Yumi nos considera su familia y nosotros a ella una más, y aunque lo correcto hubiese sido que se hubiese integrado en alguna comunidad de gorriones para vivir con los suyos, como dice Belén Liesa sobre Rita, nosotros también pensamos que Yumi se ve así misma mitad gorriona, mitad humana.
Esta pequeñaja que ves en las fotos es Yumi, desde el primer día que llegó a casa, hasta que comenzó a volar y a tener todo su plumaje.
Un gorrión en mi salón es un libro amable, con el que disfrutar de un relato real, una historia que descubrir para comprender que existen muchas formas de relacionarnos con la naturaleza, es un relato con el que fomentar la empatía sobre la fauna y la flora que nos rodea.
Los gorriones están desapareciendo de nuestros pueblos y ciudades pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué? Desde hace décadas, la población de gorriones, a nivel mundial, está cayendo en picado. Los estudios confirman que solo en los últimos 10 años, España ha perdido más de 30 millones de gorriones. Su calidad de vida es mucho mejor en las zonas rurales, donde disponen de más espacios verdes para nidificar que, en la ciudad, sin embargo, el uso de plaguicidas y la intensificación agrícola son otros factores que les influyen negativamente. Esta situación de declive no es la misma en todas partes, hay lugares donde esta crisis es mucho más grave, como en las Islas Británicas, donde casi se encuentra extinto, y otros sitios donde en los últimos años se ve un cierto repunte en el número de ejemplares. Lo cierto es que, a nivel general, los gorriones están sufriendo una crisis silenciosa que les aboga a la extinción. ¿Cómo podemos ayudarles? Cuidando nuestro planeta, protegiendo el entorno que nos rodea, procurando cuidar de nuestros residuos, creando espacios verdes en la ciudad, poniendo comederos caseros para pájaros en tu jardín o terraza, respetando la vida que hay a tu alrededor.
Te recomiendo que leas este libro, tengas la edad que tengas, sientas o no simpatía por los gorriones, te aseguro que no de no ser así, cuando cierres sus páginas los mirarás de otra forma. El gorrión es un pájaro curioso, sumamente cercano a los humanos e increíblemente inteligente. Ellos nos observan caminar por la ciudad, rodar en nuestras bicicletas y correr en los coches, recogen las migajas de lo que se nos cae cuando comemos mientras andamos y nos ven reír, hablar y llorar. Quizás ha llegado el momento de que seas tú quien los mire a ellos y escuches sus diferentes tipos de canto, cómo se esmeran en encontrar comida cada día y cómo crían a sus polluelos.
Este libro no es solo un resumen de las divertidas anécdotas que hemos vivido desde que compartimos la vida con Rita, un gorrión común, es también un llamamiento para volver a recuperar el vínculo que nos une con los animales y la naturaleza, de los ue nos separamos cada vez más. Algunos de ellos pasan su vida a nuestro alrededor…Y ni siquiera nos fijamos. Es una historia para que los peques de la casa y los mayores también, empecemos a observar más y con más cariño a las pequeñas criaturas que conviven con nosotros, incluso en las ciudades. A veces es más fácil ver lo que está lejos, que lo que pasa en la esquina. Nos preocupa la extinción al otro lado del mundo de una especie que nunca hemos visto, pero ignoramos que esto está ocurriendo también muy cerca nuestro.
Un gorrión en mi salón
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