Tristán e Isolda

Si por todos es conocida la tragedia de Romeo y Julieta, también debería serlo la de Tristán e Isolda, que a pesar de su celebridad en el medievo, no ha contado con el mismo eco en las últimas décadas, como la obra de Shakespeare. La leyenda de Tristán e Isolda nos lleva al corazón de las leyendas artúricas, al alma de la literatura de la vieja Bretaña, pues es una de las principales obras culturales de la Edad Media. Originariamente fue escrita en francés, posteriormente traducida al alemán, y a continuación al inglés y al noruego, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XII.

De tanta popularidad gozó en la antigüedad, que se conoce que en España, en el siglo XIV, el Arcipreste de Hita, ya leyó la leyenda de Tristán, siendo en 1501, en Valladolid, donde se realizó la traducción al castellano y la impresión de la historia bajo el nombre de Don Tristán de Leonís y de sus grandes hechos en armas. Tal fue el éxito que se reeditó en Sevilla en los años 1511, 1520, 1525, 1528, 1533 y 1534. Puedes ver la obra digitalizada y disponible para su consulta para todo el mundo en la Biblioteca Digital Hispánica. Tienes el enlace directo aquí.

Como no mencionar que, en el siglo XIX, entre 1857 y 1859, el músico alemán Richard Wagner compuso su ópera más célebre, titulada Tristán e Isolda.

Pero, ¿de qué nos habla la tragedia del caballero Tristán y de la princesa Isolda? Del dolor del amor prohibido, del sacrificio, la desdicha por no poder estar junto a la persona amada, de la grandeza de un amor tan intenso que no solo es capaz de perdurar durante toda la vida, sino también a la muerte. Las grandes emociones cautivan y ya sea por la grandeza de los personajes, por el halo mítico del amor medieval, por el romanticismo exacerbado de morir literalmente por amor, Tristán e Isolda se ha convertido en una historia eterna. Un mito capaz de traspasar las fronteras del tiempo.

Este pequeño libro que te muestro no es una traducción literal del mito romántico, sino una edición especial, adaptada a la lectura por el público juvenil, que realizó la Casa Editorial Araluce (1890-1950), que inició su andadura en Barcelona a finales del siglo XIX. Ramón de San Nicolás Araluce trabajó en multitud de oficios hasta que entró de aprendiz en la editorial De la Fuente Parres y terminó siendo ascendido hasta convertirse en el gerente de la editorial. Se ocupó de dar una visión generalizada al público infantil y juvenil de las grandes obres de la literatura universal, por lo que destacaron especialmente sus Las obras maestras al alcance de los niños, Los grandes hechos de los grandes hombres y Literatura infantil, que se especializó en recopilar cuentos y fábulas. Los lectores de D. Ramón Araluce fueron sus propios nietos y todos los originales destinados a un público infantil se los hacía leer a sus nietos, o se los leía él personalmente. Si durante la lectura veía signos de aburrimiento, rápidamente descartaba el ejemplar, por lo que sólo eran publicados los libros que a sus nietos les gustaban. Por fortuna, esta versión debió de gustar especialmente a sus pequeños críticos y podemos disfrutarla hoy, eso sí, si buscas bien entre librerías anticuarias.

«La versión que aquí damos de la antiquísima leyenda «Tristán e Isolda» no es el argumento, más o menos detallado, de la famosa ópera de Wagner. Nada de eso. Para hacer la adaptación hemos tomado como base los antiguos textos que refieren la triste historia del valeroso Tristán de Loonnois y de Isolda, la rubia, princesa de Irlanda, consignando los datos más interesantes desde el punto de vista folklórico y poético, y dejando aparte, como era imprescindible en una adaptación como esta, destinada a manos juveniles, otros sucesos y pasajes que resultarían poco apropiados


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