El mundo del papel es extraordinario, repleto de curiosidades, perfecto para los amantes de lo antiguo, una forma de conectar con lo manual y tradicional. Las papelerías y las librerías se aúnan en muchas ocasiones, haciendo del papel y los libros una dimensión paralela en la que disfrutar de la desconexión y la paz que nos falta diariamente. No es de extrañar que en un mundo en el que cada día informatizamos más y más nuestra vida, el exceso del uso de pantallas y de digitalización, nos hace desear reconectar con el papel, el lápiz y los libros. Lo tangible, con olor propio, lo que brilla con luz propia sin necesidad de leds.
Aquellos que disfrutamos de espacios dedicados a la escritura, al scrapbooking, el journaling, a envolver regalos de forma especial, rincones literarios donde encontar obras que nos eran desconocidas, donde encontramos a gente que comparte nuestro mismo amor literario, siempre andamos buscando nuevos lugares con encanto, dentro y fuera de nuestra ciudad o pueblo. Te presentamos la papelería más antigua de España, una pequeña tienda con un encanto único en el corazón del centro histórico de Sevilla, la papelería Ferrer.
Se trata de una papelería especial por su historia, que se inició en 1856, en un lugar clave de la capital andaluza, la calle Sierpes. Piensa por un momento en cómo era España en aquellos años: reinaba Isabel II, inmersa en el periodo político conocido como el bienio progresista; Gustavo Adolfo Bécquer publicó la comedia La novia y el pantalón, y López de Ayala: El Tejado de Vidrio, mientras que el país vivía uno de sus mayores índices de analfabetismo (más del 80%) encontrándose más de la mitad de los niños sin escolarizar.
Si visitas este lugar te darás cuenta de que nos regala un pequeño viaje al pasado. Conserva el mobiliario original y su misma fachada nos evoca la época en la que fue inaugurada. Al entrar en ella el ambiente que se respira, a papel, lacre y tinta, te hace saber que en ese lugar se lleva trabajando mucho tiempo. La elección de los productos que se venden hoy día están hechos para que el amante de los productos de papelería haga sus delicias en este lugar y encuentre en él rarezas díficiles de encontrar a la par que bellas y exclusivas. Desde marcapáginas, papel para envolver, libretas, todo tipo de herramientas para escribir, hasta productos de decoración que conquistan. En pocas palabras: una tienda pequeña llena de encanto.
Ya son cinco las generaciones que han trabajado en este mismo local. La historia de esta papelería se inició en 1856, momento en el que un matrimonio de origen catalán (José Ferrer i Poch y Josefa Vidal), llegó a Sevilla con el propósito de viajar a Venezuela, sin embargo, su viaje no podría iniciarse hasta 6 meses después, por lo que decidieron abrir una papelería y vender tinta con una fórmula que llevaban consigo desde su pueblo natal, así como demás material para escribir. El negoció funcionó y prosperó, lo que lo ha llevado a ser rentable hasta la actualidad. La clientela de esta papelería es sevillana, en su gran mayoría, pero también acapara las miradas y el interés de los turistas que visitan la ciudad.
Entrar dento de la papelería se asemeja mucho a la experiencia de visitar un museo, en cada lugar que posas tu mirada encuentras algo que llama tu atención. Es un establecimiento centenario, de los que merece preservarse y que no sea devorado por las grandes superficies y el comercio online, que nunca podrán competir con la experiencia y las recomendaciones que puedes encontrar en un sitio especializado como este, ni con la belleza romántica que envuelve al mundo de la papelería.
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Lema de la Papelería Ferrer
La gata que lee 