Voy a confesarte una cosa, si bien para nadie es una sorpresa que mi animal favorito es el gato, muy poca gente sabe que uno de los animales que más me gustan es el topo. Desde pequeña me inspiran ternura y recuerdo verlos en algunos libros infantiles y dibujos animados, siempre como personajes secundarios, nunca protagonizando ninguna aventura, por lo que leer Tres luces ha removido mi niña interior al encontrarme, por fin, a un topo como protagonista. ¡Y qué protagonista! Te invito a que sigas leyendo porque voy a hablarte de esta historia en la que un topo y sus amigas las orugas van a cuidar extraordinariamente bien de unos misteriosos seres que vienen del cielo.
«Mientras Topo duerme, arriba, en el cielo, tres pequeñas luces caen muy deprisa, alejándose de las estrellas, cada vez más cerca de la tierra. Están llegando al bosque, se mueven como si fueran tres motas de polvo hasta que quedan atrapadas en una tela de araña»
¡Pero qué sorpresa tan grande se lleva Topo cuando oye unos golpes en su puerta mientras duerme! Medio dormido se levanta de la cama y al abrir se encuentra con sus amigas las lombrices que les cuentan el gran acontecimiento: tres criaturas maravillosas han aparecido en el bosque y nadie sabe que son, ni araña, ni oruga, ni las lombrices. Pero mientras investigan en sus viejos libros alguien debe cuidar de ellas, así que Topo se pone manos a la obra y lo hace a las mil maravillas.

«Topo es un gran aficionado a la astronomía y gracias a eso sabe en qué constelaciones tiene que fijarse para orientarse de vuelta a casa. Le gustan las cosas del cielo y también las de las profundidades de la tierra, como los minerales. La mineralogía y la astronomía son dos de sus pasiones.»
Siempre que tengo un libro infantil en mis manos pienso de qué forma puede servirnos para enlazarlo con otro tema o actividad, cómo puede ser un punto de partida para avanzar hacia otro punto de interés. Quizás una nueva historia, saber algo más acerca de un animal, hacer una manualidad, observar en persona algo que hayamos visto en ese libro y en esta ocasión, Tres luces nos ha dado la oportunidad de hacernos muchas preguntas y despertar intereses.
En primer lugar, ¿cómo es un topo realmente? Más allá de los preciosos dibujos que acompañan a la historia. En la naturaleza no son nada fáciles de ver, sin embargo, las entradas de sus madrigueras sí, por lo que aprovechamos una salida al campo para observar las toperas, asomarnos con cuidado y dejar algún pedacito de fruta fuera para que cuando caiga la noche y el señor o la señora topo salga a buscar comida disfrute de un buen manjar. Pero como seguimos sin ver a un topo en persona, buscamos fotos y videos en internet. Ahora sí sabemos cómo es y cómo es su casa.

En segundo lugar, a nuestro topo le gustan dos cosas principalmente: la astronomía y los minerales. Bien, ¿y si miramos a las estrellas? Escogiendo un atardecer despejado, que ahora en primavera son más frecuentes y se disfrutan más porque las temperaturas son más cálidas, podemos observar el cielo de primera hora de la noche para identificar algunas constelaciones, localizar los planetas y describir en qué fase se encuentra la luna, si la ocasión lo permite.
Los crepúsculos primaverales nos permiten observar a Júpiter, ya perdiéndose por el horizonte, a Venus cada vez ganando más altura y a Marte. Por cierto, ¿sabes distinguir entre un planeta y una estrella a simple vista? Las estrellas emiten luz propia, por lo que cuando las observamos su luz parpadea, sin embargo, los planetas no emiten luz, sino que reflejan la del Sol, por lo que su luz es fija. A primera hora de la noche podrás distinguir fácilmente en el cielo a Tauro (ese enorme toro mitológico de largos cuernos), al gigante Orión (con sus brillantísimas estrellas Betelgeuse, de color rojizo, y Rigel, de color azulado), acompañado por sus perros el Can Mayor y el Can Menor, y a los hermanos Cástor y Pólux, Géminis. Atentos porque la estrella más brillante del cielo nocturno será la protagonista indiscutible: Sirio, la gema que el Can Mayor lleva en su collar.

Hemos mirado hacia arriba maravillándonos del espectáculo del cielo nocturno, ahora miremos hacia abajo, a las profundidades, donde topo vive, camina por sus galerías y duerme, y a los tesoros que se ocultan bajo tierra: los minerales. En casa nos encantan los minerales y los fósiles y tenemos algunos que hemos ido coleccionando durante años, por lo que es la ocasión perfecta para sacarlos de la estantería y observarlos. Otra opción genial es ver minerales en un museo. En Pamplona el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Navarra tiene una colección fantástica y otra colección de la que hemos disfrutado muchísimo es la del Museo de Ciencias Naturales de Vitoria. Son dos visitas recomendadísimas.

Y en tercer y último lugar, ¡«Topo es muy goloso»! «En los últimos años su dieta ha cambiado mucho. Antes se alimentaba de lombrices, pero desde que dos de ellas se convirtieron en sus mejores amigas dejó de cazarlas, por supuesto». No nos hacen falta muchas excusas para preparar un dulce casero en casa, pero esta vez nos comeremos un bizcocho en honor a topo 🙂

«Del cielo, en mitad de la noche, caen tres luces. ¿Qué son? No parecen luciérnagas. Tampoco orugas. Topo y sus amigas las viejas lombrices están desconcertados. ¿Qué van a hacer con las recién llegadas?»
Blackie Books
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