Cuando hablamos de cuentos pensamos en niños y niñas pequeños, en esa temprana infancia en la que el primer contacto que tienen con los libros es por medio de los cuentos. A través de ellos hemos conocido historias que nos han acompañado durante toda nuestra niñez y, que ahora que somos padres, contamos y compartimos con nuestros hijos. Clásicos como Caperucita Roja, Pulgarcita, Los tres cerditos, El flautista de Hamelin…y un larguísimo etcétera, que casi podría ser infinito, nos han ilustrado comportamientos morales, emociones, personajes que nos han marcado por sus acciones y seres fantásticos que han ampliado los horizontes de nuestra fantasía. Los cuentos forman parte del pilar básico del desarrollo de la imaginación en la mente de cualquier niño, así como les ayuda en muchos otros aspectos, por ello debemos integrarlos en su día a día y que formen parte de sus recuerdos de niñez.

¿Qué aportan los cuentos a la infancia?
La hora del cuento es un momento de socialización, un espacio de tiempo en el que generamos lazos afectivos con nuestros peques. Es uno de los mejores momentos del día, ese ratito antes de dormir en el que lo único que queda por hacer es descansar, y que está envuelto en un estado de calma y muchos bostezos. Los niños y niñas necesitan orden y seguridad, y el cuento es un instrumento para que el adulto permanezca junto a ellos. Mientras dura, mamá o papá están ahí, es un espacio de tiempo imperturbable, donde no cabe ninguna otra distracción, un regalo para los dos.
A este fuerte sentimiento de unión y cariño, se añade un componente muy fuerte de entretenimiento. Este es un momento mágico en el que nos entregamos a la historia que estamos leyendo. Esa inmersión en la historia potencia su imaginación y creatividad, les incita a jugar con su propia fantasía.
La lectura de cuentos les ayuda en el desarrollo de su personalidad, pues son historias construidas entorno a algunos pilares comunes como transmitir valores, que a menudo marcan su personalidad (compañerismo, compasión, lealtad) y/o dar lecciones morales como consecuencia de los actos de los personajes. También nos ayudan a abrir la mente a otros escenarios, sucesos y experiencias, así como a personas distintas y animales desconocidos.

Como ocurre con la lectura en general, les ayudan a desarrollar su lenguaje, ampliar vocabulario y aprender nuevas estructuras gramaticales. Estos beneficios son extensibles a todo tipo de lectura, pero es en estos primeros años de vida donde adquieren mayor importancia, pues se está construyendo el desarrollo de su lenguaje, se encuentran en pleno proceso de aprendizaje y todo estímulo de refuerzo contribuye positivamente. Además su lectura favorece el aprendizaje de la escritura a través de la observación de la linealidad del texto y su direccionalidad. Incluso contribuye el fortalecimiento de su estructuración espacio-temporal con la secuenciación de la trama de la historia en la que estamos inmersos.
Cuando leemos un cuento de forma repetitiva a lo largo de días o semanas, su relectura continuada les ayuda a desarrollar la memoria y con ello su capacidad de recordar personajes e historias. Del mismo modo podemos decir que son una excelente herramienta para poner en práctica su capacidad de atención, al ser una actividad de corto tiempo de duración y que llama tanto su curiosidad, ponen toda su atención en el momento presente.

¿Por qué piden que les leamos el mismo cuento una y otra vez?
Porque reconocer la historia les produce satisfacción y los niños se mueven por instinto y por placer, quieren repetir una y otra vez aquellas experiencias que han disfrutrado de forma positiva. Como hemos visto, la relectura de un cuento pone a prueba su memoria y capacidad de secuenciación, por lo que el deseo de volver a querer sentir las mismas emociones que la primera vez que lo oyeron, prevalece sobre otras opciones que puedan tener a su alcance.
Piensa bien en la importancia de los cuentos, son el primer estímulo literario para que nazca su amor por la lectura, y aunque está claro que cada niño y niña sentirá o no de forma innata mayor o menor atracción por los libros, también está en nuestra mano hacer que estos primeros pasos, este primer acercamiento, sea todo un éxito.
¿Cómo elegir el cuento perfecto?
Es importante dedicar cierto tiempo a la elección de los primeros cuentos y tener en cuenta que deben adaptarse a su edad, puesto que no es lo mismo acercarnos a la lectura con un libro recomendado para una edad que para otra. También es importante que el libro refleje sus gustos pues así contaremos con su atención por más tiempo, por ejemplo: si tienes a un/a peque fan de los dinosaurios, ¡no lo dudes!, elige un cuento en el que los dinos sean sus protagonistas, el éxito está asegurado.
Piensa en todo momento que durante los 2 o 3 primeros años de vida, los cuentos tan solo son otro juguete más, y que para ellos no despiertan más interés que el de observar sus dibujos e interaccionar con ellos a través de los estímulos que encuentre entre las páginas: sonidos, diferentes texturas…la imagen prevalece en todo momento.

¿Por qué funcionan tan bien los cuentos en la enseña infantil?
Pedagógicamente, los cuentos de hadas son una herramienta fundamental para la enseñanza de los niños, pues se sostienen sobre un lenguaje que entienden a la perfección: el lenguaje visual. Entienden con gran facilidad qué ocurre en los cuentos porque ellos mismos viven en un mundo de imágenes.
El poder de las imágenes es tan grande y el formato del cuento es tan especial, que son capaces de expresar lecciones y verdades muy profundas, que calan en el subconsciente e interior del niño. Esta tremenda capacidad lo convierte en una herramienta con la que trabajar el desarrollo emocional y que desencadenará en un pensamiento más maduro con el paso del tiempo.
Si hay algo que tienen en común los cuentos es la presentación de un conflicto, que se termina resolviendo cuando el bien venza al mal. Los niños se identifican con el héroe o heroina y su victoria les infunde fuerza interior para afrontar situaciones que les provoquen miedo.
