Seguramente tienes autores favoritos con los que no piensas mucho sobre de qué irá su último libro, sino más bien vuelves a sus obras, una y otra vez, por las experiencias que te regalaron anteriormente. Eso me ocurre, por ejemplo, con Agustina Guerrero. He disfrutado tanto de sus anteriores libros, que cuando me lancé a abrir las páginas de La compañera, lo hice al desnudo, sin saber qué iba a encontrar dentro, pero con la certeza de que me emocionaría, reiría y, seguramente, también derramaría alguna que otra lágrima. Es una autora brillante con el don de tocar tu sensibilidad, remover tus emociones y sumergirte en su imaginario a través de unas ilustraciones que la caracterizan y son ya su seña de identidad. Su personaje, la volátil, lleva acompañándome muchos años y espero seguir encontrándola en las librerías por otros muchos más. Ven conmigo, voy a contarte quién es La compañera.

Si aún no conoces a la argentina Agustina Guerrero te invito a que lo hagas, porque te prometo que no te va a defraduar. Su personaje y alter ego, la Volátil, es protagonista de La Compañera, El Viaje, La Volátil: Mamma Mía!, Diario de una Volátil, Érase una vez una Volátil y A calzón quitado. Todas son novelas gráficas que te recomiendo desde ya.
Y bien, ¿quiés es la compañera? La compañera nos tiende la mano para emprender un viaje al pasado, a los recuerdos de la infancia de la autora. Nos invita a conocer sus orígenes, historias familiares, momentos únicos que han modelado su forma de ser, algunas situaciones divertidas y otras heridas que han dejado una cicatriz muy profunda. Y esto es admirable, porque ha abierto su corazón para todo lector que decida abrir estas páginas y ha permitido que buceemos en sus recuerdos y pensamientos de una forma hermosa y onírica como solo ella sabe hacerlo con sus bellísimas ilustraciones.

«A veces me pregunto por qué recuerdo ciertas cosas…y, sin embargo, otras desaparecen. Se esfuman. Una vez leí que recuerdas todo aquello donde ha habido una emoción. Sin emoción no hay recuerdo»

En la lectura de La Compañera, la narración sigue un orden cronológico en el que nos sumergimos en recuerdos que han dejado una huella profunda, desde la infancia, pasando por la adolescencia, hasta llegar al presente más cercano. Es ahí donde Agustina Guerrero nos cuenta su experiencia con el llamado síndrome del impostor, que tantos artistas, personajes influyentes, escritores (todo tipo de personas en todo tipo de profesiones) padecen a diario y les limita psicológicamente, provocando ansiedad, temor e incapacidad para continuar. Un miedo que sólo existe en tu cabeza, pero que para ti es real, es limitante y no es fácil luchar contra él.
La forma en la que narra cómo le ha hecho frente sirve de lección y aprendizaje para todos los que lo padecen, ha creado un referente de superación y realmente era necesario contar con un texto e imágenes así.
«De algún modo, di por sentado que no era capaz de hacer ciertas cosas. A veces, ni siquiera lo intentaba. A menudo solo necesitas que alguien confíe en ti y te anime a hacerlas»
Todas y todos necesitamos un abrazo, a menudo, mucho más de lo que nos gusta reconocer. A veces, ese abrazo no tiene por qué venir de otra persona directamente, a veces, ese abrazo también lo puede dar un libro y te aseguro que cuando leas La Compañera sentirás un abrazo, muy cálido, en el corazón.
«Esta eres tú y aún no me conoces, pero ya estoy ahí, contigo». Así comienza este emocionante viaje a través de desiertos, océanos y cuevas en el que «la compañera» me anima a asomarme a distintos episodios de mí vida que dejaron una huella importante a la hora de convertirme en quien soy. Un recorrido por la memoria y los recuerdos sembrado de amor, humor y ternura, pero también de dolor, culpa y miedo, cuya última parada bien podría ser la felicidad.
Editorial Lumen
20,90€